¿Es alto el costo de defender el ambiente?
Es muy caro defender el ambiente, sin duda, tan caro que uno de los mexicanos más comprometidos con la defensa de los bosque de la Sierra Madre tuvo que ser asesinado, en efecto no pudieron comprarlo, ni disuadirlo, así que estorbaba, era necesario tener más madera para hacer más dinero; el uso de madera virgen es un gran negocio, usar otros tipos de conglomerados que pudieran representar patentes, inversión, desarrollo de tecnología mexicana, como lo tienen muchos inventores en este país no importaron, lo verdaderamente trascendente es hacer negocios como lo hemos hecho desde hace siglos, extraer lo más que podemos de la tierra y hacer dinero.
Ver nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza y hacer uso de la creatividad y genialidad del ser humano al encontrar maneras diferentes, más eficientes y más respetuosas del entorno no es tan importante como hacer lo inmediato, obtener dinero y de preferencia mucho, aunque tengamos que talar todo y, de paso, nos llevamos a algunos activistas que no nos brindan otro camino más que «plata o plomo» y como no quisieron plata ….
¿Qué tanto implica comprar madera y hacer uso de sus derivados? Para muchos representa un modo de subsistencia, para los menos representa muchos millones de pesos, uno busca alimento para su familia, el otro solo poder, status, ganancia, cada uno tiene lo que quiere, pero a la larga todos salimos ¿ganando o perdiendo? Es algo que las prisas de la cotidianeidad no nos permite responder, tenemos urgencia de muchas cosas.
La pregunta es.. ¿quién tiene más culpa, quien mata la vaca o quien le detiene la pata? Así reza un refrán mexicano, ahora tenemos un activista menos, alegría para unos, tristeza para otros y para algunos que estamos en el tema verde un recordatorio para que dejemos de lado estas ideas extrañas, porque estamos en una lucha perdida…. ¿lo estamos? Las personas que estamos trabajando por los temas que muchos llaman “verdes” y que nosotros los vemos como elemento sustancial del desarrollo de nuestra sociedad en el largo plazo estamos acongojados, pero seguimos en nuestra lucha para una sociedad que vea más allá de sus límites económicos.
A veces creo que deberíamos comenzar a ver la vida de otra manera, más alegre, disfrutar el consumo como lo es, casi casi como una bendición; ya lo dijo Woody Allen: “Estrenar brinda una sensación de felicidad tan parecida a la verdadera, que es necesario de asesoría externa para conocer la diferencia” eso es, creo que he sido iluminado, creo que “los ecologistas” deberíamos dejarnos seducir por las ofertas, los olores a nuevo y subirnos al tren de la “modernidad”, del consumo “cueste lo que cueste” y, así, dejar de lado esas ideas extrañas de reduce, reusa y recicla, ese no es el camino.
Los ecologistas debemos de evitar hacer una impronta en el corazón de todos quienes están a nuestro alrededor, debemos de dejar de influir en el cambio de sus decisiones cotidianas como el uso desmedido e inútil de las bolsitas de plástico de un solo uso o de los popotes o de los envases de unicel, porque eso no cambiará nada y, en efecto, no lo cambiará, o quizás sí, y cambiará en la actitud cotidiana de la gente con quienes tenemos contacto, eso es lo más importante, esa actitud indiferente, o lo más terrible, de indefensión.
Uno tiende a pensar que “yo solo no puedo hacer nada”, pero un individuo puede hacer un gran movimiento; si no me crees recuerda cuando en la noche “un solo mosquito te quita el sueño”, así creo que somos los ecologistas, mosquitos en la noche de placer y de consumo de esta sociedad, los molestamos para bien o para mal, según cómo nos vean.
Ahora al mosquito le tocó ser a este mexicano, pero bien dice, no sabían que era una semilla y que se ha plantado en muchos de nosotros. Con admiración a Isidro Baldenegro, que descanse en Paz. Claro que es muy caro defender el medio ambiente y más en México.