A redefinir el equilibrio digital: menos redes sociales, más desarrollo integral
Columna Invitada
¿Qué estamos sacrificando a cambio de una conexión constante a la red? La lectura y otras actividades que fomentan la imaginación y el pensamiento crítico se ven relegadas, mientras que la pasividad y el aislamiento se abren paso en la vida de los jóvenes.
Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI)
En la era digital, donde la tecnología se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas, resulta innegable que el acceso a Internet y las redes sociales ha transformado la forma en que nos comunicamos y nos relacionamos. Sin embargo, el excesivo tiempo que los niños y adolescentes pasan inmersos en las redes sociales y dispositivos móviles ha desencadenado preocupaciones crecientes sobre sus consecuencias negativas en su desarrollo integral.
Los datos alarmantes revelados por el Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) evidencian una realidad preocupante: los adolescentes mexicanos pasan en promedio 5.5 horas diarias en Internet, sobre todo en redes sociales.
Un claro declive en la lectura por gusto
Y los niños menores de 12 años no se quedan atrás, dedicando al menos tres horas al día a actividades similares. Estas cifras son impactantes, especialmente cuando se contrastan con el declive en la lectura por gusto y la disminución de la actividad deportiva, social y cultural en los más jóvenes.
Todo lo anterior plantea una inevitable cuestión crucial: ¿qué estamos sacrificando a cambio de una conexión constante a la red? La lectura y otras actividades que fomentan la imaginación y el pensamiento crítico se ven relegadas, mientras que la pasividad y el aislamiento se abren paso en la vida de los jóvenes.
Explorar otras actividades, el reto
La solución, por supuesto, no radica en prohibir el acceso a Internet, sino en una regulación consciente y equilibrada del tiempo dedicado a las redes sociales. Los niños y adolescentes deben ser alentados a explorar otras actividades, como la lectura, el deporte, la cultura y la socialización en familia.
Es claro que los padres, como modelos a seguir, tienen un papel fundamental en este proceso. Leer con ellos y practicar deportes en familia son prácticas que pueden fomentar el interés de los más jóvenes en estas actividades y promover un desarrollo más saludable y equilibrado.
Encontrar el equilibrio adecuado
Ante ello, es necesario promover una reflexión sobre el impacto de la tecnología en la vida de los niños y adolescentes. No se trata de demonizar la tecnología, sino de encontrar el equilibrio adecuado para garantizar un desarrollo físico, cognitivo y emocional óptimo. La tecnología, bien empleada, puede ser una herramienta valiosa en la vida cotidiana, pero es fundamental asegurarnos de que no eclipse otras dimensiones importantes del crecimiento personal.
En resumen, es esencial que tanto padres como sociedad en general asuman la responsabilidad de fomentar un uso responsable de la tecnología y promover un enfoque más equilibrado en la vida digital de los niños y adolescentes. Solo así podremos crear una generación con pensamiento crítico, imaginación y habilidades sociales bien desarrolladas, capaces de enfrentar los desafíos del futuro con mayor solidez y adaptabilidad.
RECUADRO
Las siguientes recomendaciones presentadas por el CEEPI son un punto de partida para redescubrir el equilibrio digital:
- Fomentar la lectura y el deporte como hábitos familiares.
- Visitar librerías y bibliotecas con regularidad.
- Asistir a eventos culturales, artísticos y deportivos en persona.
- Prohibir el uso de dispositivos móviles durante las comidas familiares.
- Establecer reglas y horarios de uso de dispositivos electrónicos.
- Conversar con los hijos sobre los riesgos en Internet.
- Retrasar el acceso a redes sociales hasta una edad más adecuada.
- Antes de obsequiar un dispositivo electrónico, es necesario dar reglas de uso.