La educación privada “no entiende que no entiende”*
Columna Merca 2.0
Con el inicio de la pandemia y la suspensión de clases presenciales, la mayoría tardó en reaccionar y cada uno implementó medidas como su razón les dio a entender con buenos y malos resultados, según diversas historias referidas.
Jorge Arturo Castillo
A pocos sorprendió el anuncio de que el nuevo ciclo escolar iniciará a distancia. En la conferencia mañanera del lunes 03 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer, a través del secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, que el inicio de clases para ciclo escolar 2021 será el próximo 24 de agosto y que la presencialidad se dará hasta que haya semáforo en verde.
Así que por el momento, y para los siguientes meses, las clases se darán a distancia, para lo cual el gobierno federal hizo un gran acuerdo con cuatro empresas televisoras: Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y Grupo Multimedios (Milenio), que transmitirán clases para 16 diferentes grados escolares, de las 8:00 a las 19:00 horas, de lunes a viernes, con el fin de que 30 millones de educandos vayan siguiendo los contenidos previstos por el sistema de educación pública.
Según lo dicho por el secretario de Educación, conforme las distintas regiones vayan teniendo semáforos en verde, los alumnos podrán regresar a sus escuelas a tomar clases presenciales, pero eso, como se dijo antes, todavía se ve lejano, porque en octubre iniciará la temporada de influenza, además los meses más fríos, que se sumarán a la epidemia de Covid-19, con lo que se prevé un rebrote del nuevo coronavirus en el país.
La educación privada, con muchos desafíos en el nuevo panorama
Se ha hablado mucho de los retos que tiene ante sí la educación pública por la contingencia sanitaria, como continuar con la formación de los niños, además de tener acceso un acceso equitativo a las clases, pero la educación privada también tiene muchos desafíos en el nuevo panorama, de los cuales se habla muy poco. De hecho, ante la crisis económica y las nuevas condiciones que ha impuesto la pandemia, es previsible que tenga una baja considerable en su matrícula para el siguiente ciclo próximo a comenzar.
Al respecto, un conocido me decía hace poco que las escuelas públicas “no entienden que no entienden”, y es que siguen con sus mismas prácticas de antes de la pandemia, como si no pasara nada en el país.
Por ejemplo, en el colegio de los hijos de quien esto escribe, cada año, durante la última década, las autoridades escolares han realizado de forma sistemática un aumento en el costo de las colegiaturas, de entre el 5 y 10%, pero esta vez el aumento fue de entre el 10 y 15 por ciento. Es decir, no solo no bajó la colegiatura ni permaneció igual, sino que aumentó, como si nada pasara en su entorno.
La alternativa, la educación pública
Como sabemos, muchos padres de familia han perdido sus trabajos en esta pandemia y no se prevé una pronta recuperación económica que permita, al menos, volver a la situación que la mayoría tenía a inicios de este año, así que muchos, aunque no era su deseo, tendrán que inscribir a sus hijos en el sistema de educación pública.
Y es que muchos colegios privados, aún con la mejor intención, están dando sus primeros pasos en la educación en línea, a trompicones la mayoría, porque vienen de una sólida trayectoria en educación presencial.
Con el inicio de la pandemia y la suspensión de clases presenciales, la mayoría tardó en reaccionar y cada uno implementó medidas como su razón les dio a entender con buenos y malos resultados, según diversas historias referidas.
Evaluar la mejor opción
El mismo titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Ricardo Sheffield apuntaba la semana pasada en una entrevista que los padres de familia debían evaluar si continuar o no en el colegio privado de sus hijos, y en todo caso, evaluar la mejor opción, pues hay instituciones que ya tienen mucho tiempo con programas a distancia, por lo cual no estarían improvisando, como sí hacen muchos.
Lo único cierto es que también, en el ámbito de la educación privada, la vida no será la misma después de la pandemia de Covid-19, pero muchos “no han entendido que no han entendido”…
Crear una distribuidora de medicamentos que iniciará de cero, otra mala decisión
La semana pasada López Obrador anunció la creación de una entidad que se encargará de la distribución de los medicamentos y vacunas a lo largo y ancho del país. La nueva empresa gubernamental de distribución de medicinas, vacunas y equipos médicos, empezará a operar el próximo 15 de agosto y su titular será David León Romero, quien hasta antes de este nombramiento se desempeñaba como coordinador de Protección Civil.
En este espacio hemos hablamos mucho de la mala decisión gubernamental que significa importar medicamentos del extranjero, sobre todo porque aquí existe una industria farmacéutica que no solo es capaz de surtir al sistema de salud en México, sino que incluso exporta. Su calidad está fuera de toda duda, dado que está garantizada por nuestra agencia sanitaria, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), y es un sector sólido que tiene relación directa con 162 ramas de la economía, además de generar 600 mil empleos, directos e indirectos.
Tener una empresa de distribución de medicamentos y vacunas quizá no sería una mala idea en otro momento y contexto. La verdad que implementar esta nueva entidad en medio de esta situación de pandemia es una pésima idea, porque necesariamente habrá una curva de aprendizaje que de seguro tendrá como resultado el desabasto de medicamentos durante todo 2021.
¿Y la cadena de frío apá?
Aunado a ello, hay una serie de medicamentos, como los oncológicos, entre otros, además de las vacunas, que requieren de la cadena de frío, lo cual demanda, necesariamente, no solo de especialización técnica para que los fármacos conserven sus propiedades y sean eficaces cuando se administren, sino que también se requiere de infraestructura con la que no cuenta el gobierno hasta ahora.
David León Romero es una persona comprometida y responsable, nadie pone en duda eso, pero él viene de trabajar en otras áreas. Antes era asesor de Comunicación Social en el gobierno de Manuel Velasco en Chiapas y con esta administración se desempeñó desde el inicio en Protección Civil, donde ha hecho un buen papel. Sin embargo, de origen es comunicólogo con estudios en administración, y por tanto, el manejo de medicamentos no es su área de especialidad, así que esperemos que la suerte lo acompañe.
El botiquín
La matemática es la matemática y México es ahora el tercer país con más muertes por Covid-19 en el mundo, con más de 48 mil, solo después de Estados Unidos y Brasil; ya rebasamos al Reino Unido y la calculadora no para. Por eso, el famoso “rockstar de la salud”, Hugo López-Gatell, recién fue nombrado por algunos medios como “el doctor muerte”, cuya renuncia ya fue solicitad por un una decena de gobernadores de la oposición.
*Esta columna de Jorge Arturo Castillo apareció publicada en el sitio Web de Merca 2.0 el martes 04 de agosto de 2020.