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¿Acudir al nutriólogo es un lujo?

Tener estilo de vida saludable

Columna Nutrición y Bienestar

Muchas personas piensan que ir al nutriólogo es un lujo. Incluso, algunas personas tienen la idea errónea de que el momento correcto para buscar el asesoramiento de un nutriólogo es cuando se presentan enfermedades (diabetes, dislipidemias, hipertensión, etc.) con el objetivo de llevar un control especial y específico con respecto a la alimentación.

Ofelia Coop Gamas

La nutrición es una ciencia que ha crecido a pasos agigantados en los últimos años. Esto ha permitido cambiar el concepto de que, ir al “nutriólogo es un lujo”, por el termino de “nutrición como bien necesario como parte de un estilo de vida saludable”.

Hoy en día, se debe considerar la nutrición y el saber qué, cómo, cuánto y cuándo alimentarse como una prioridad en beneficio de la salud y la prevención de diversas enfermedades. Además, no hay que olvidar que la alimentación es un acto que está presente en el día a día, de tal manera que una alimentación correcta también generará un estado de bienestar a lo largo de las 24 horas del día, desde el momento de despertar hasta el momento de ir a dormir.

Acudir al nutriólogo probablemente no sea una prioridad para la mayoría de las personas, pero indudablemente el asesoramiento de un nutriólogo debe empezar a considerarse como una necesidad, al menos en algún momento de la vida, ya que las necesidades de nutrimentos y de energía varían a lo largo del ciclo de la vida.

Algunos ejemplos:

  • Debido al crecimiento y desarrollo, los bebés y los niños tienen mayores necesidades nutricionales y energéticas por unidad de peso comparado con los adultos.
  • En la etapa de la adolescencia, se presentan diversos cambios hormonales, emocionales, sociales, etcétera; y la alimentación debe ser parte esencial del desarrollo óptimo del individuo.
  • Durante el embarazo y lactancia, las mujeres presentan necesidades nutricionales especiales que, de no llevarse a cabo, afectarían no sólo a la mamá, sino también el desarrollo y maduración del infante, con consecuencias que podrían repercutir por el resto de su vida.
  • Claro, no se puede olvidar a los adultos mayores. Un grupo vulnerable, con necesidades nutricionales particulares, además de que ellos están expuestos a un riesgo mayor de desnutrición comparado con los más jóvenes.

Con todo lo mencionado anteriormente, es fácil darse cuenta de que las habilidades y el conocimiento de los nutriólogos son tan necesarias como las de un médico, odontólogo, psicólogo, por mencionar algunas profesiones. ¿Pero, que más hay detrás de un nutriólogo y sus habilidades?

¿Cómo se prepara un nutriólogo?

Por desgracia, existe una creencia errónea de que los nutriólogos son los profesionistas que solamente de dedican a poner “dietas” para “bajar de peso”. Esto es parte de las habilidades que un nutriólogo posee, pero como se mencionó anteriormente, existen etapas de la vida en las que el objetivo es subir de peso para permitir el crecimiento y desarrollo óptimo del individuo.

Un nutriólogo se prepara de 3-5 años en la universidad. Además, realiza un servicio social durante un año, y a esto, se deben sumar los diplomados, especializaciones y posgrados realizados.

Asimismo, algunos campos laborales en donde un nutriólogo puede desarrollarse son: alimentación en comedores industriales, alimentación comunitaria, nutrición clínica, nutrición deportiva, políticas públicas relacionadas con temas de alimentación y salud, la docencia, industria alimentaria, y por supuesto, en el área de la investigación. Por lo anterior, no son profesionistas que sólo se dediquen a bajar de peso a los pacientes después de las vacaciones, o cuando van a acudir a un evento importante y quieren perder peso.

¿Qué hace un nutriólogo?

Durante el primer contacto del nutriólogo con el paciente, se debe realizar una historia clínico-nutricia, donde se preguntan todos los antecedentes familiares y personales, análisis de estudios de laboratorio, costumbres de alimentación, frecuencia de consumo de alimentos, un recordatorio de lo que comió en un día normal, e incluso, fin de semana.

También se debe realizar una evaluación antropométrica (evaluación de la composición corporal), que incluye la cantidad de agua, grasa y músculo, así como medidas como: estatura, peso, circunferencias y pliegues (de ser necesario).

El nutriólogo debe unir las diferentes piezas (evaluación realizada) para lograr la meta en beneficio de la salud, bienestar y calidad de vida de los pacientes. De esta forma, generar el plan de alimentación, tomando en cuenta los requerimientos nutricionales particulares del individuo dependiendo de la etapa de la vida y el estado de salud o enfermedad.

Para finalizar con la intervención del nutriólogo, se entrega un plan de alimentación personalizado (cálculo de energía y nutrimentos que necesita según evaluación anterior y actividad física), aquí el trabajo es en conjunto binomio nutriólogo-paciente, con el objetivo de mejorar salud y estilo de vida, de ser necesario se realizarán citas subsecuentes donde se realiza nuevamente una valoración de los cambios y se replantean los objetivos para cumplir la meta.

Algunas resistencias para acudir al nutriólogo

  • Pensar que te darán una dieta muy estricta o muy complicada de seguir, o incluso, con alimentos muy caros que nunca se incluyen en la alimentación por ser “raros”.
  • Sentirse juzgado o regañado. Esto es falso, debido a que un nutriólogo por ética debe motivarte y no regañarte jamás.
  • Consulta muy cara. Pensar que los costos son elevados, dependerá de los servicios que te proporcione.
  • Es mejor buscar en revistas de entretenimiento o información en Internet en donde se ofrecen tips, dietas, recetas o consejos sobre lo que se debe comer y qué se debe evitar, esto puede confundir más y no es personalizado.

No es un lujo, es una necesidad

Aquí se puede resolver la pregunta, según la Real Academia Española: lujo hace alusión al término abundancia, tanto a cosas como a medios. Y, por otra parte, una necesidad se relaciona con algo indispensable, en este caso la alimentación es básica, porque sin ella no podemos vivir. Entonces, se puede desechar la idea de que acudir a una consulta de nutrición es un lujo debido a que la alimentación es una necesidad y el nutriólogo se prepara para asesorar en temas de alimentación. Ese lujo que nos dará el nutriólogo (abundancia), se verá reflejado en tener una mejor calidad de vida.

Ser constantes con el nutriólogo

En conclusión: la idea errónea de decir que ir al nutriólogo es un lujo debe desecharse, a la vez que es necesario resaltar la importancia de ser constantes con la visita de un nutriólogo, con el objetivo de seguir una alimentación equilibrada y hábitos saludables.

Sería mejor decir: “Tengo un nutriólogo de lujo, que me prescribe un plan de alimentación adecuado y personalizado, que analiza de forma individual mi estado nutricio y de salud, predisposición genética, necesidades de energía, gustos, tradiciones, etcétera; no me castiga, se adapta a mi presupuesto y comprende mis emociones”.

Ya por último, pero no menos importante, un nutriólogo no trabaja sólo, siempre hay disciplinas en las que se apoya para brindar un mejor servicio y asesoramiento nutricional y si detecta alguna afección sabrá canalizar al paciente con un especialista, y así, generar un equipo multidisciplinario integral.

Ofelia Coop Gamas

Es licenciada en Nutrición por la Universidad Anáhuac Mayab y tiene una maestría en Nutrición Humana por la Universidad Autónoma de Querétaro. Es docente en diversas universidades. Cuenta con más de 10 años en consulta privada especializada en pérdida de peso y etapas de la vida. Su correo es: ofelia.coop@mundofarma.com.mx

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