El acceso, una asignatura pendiente en México

Columna VALID

Entre las lecciones aprendidas que nos dejó la pandemia de Covid-19 está la posibilidad de colaboración entre pares, e incluso, con instancias gubernamentales, todo en aras de la innovación y del bienestar social, justo como ocurrió con el tema de las vacunas.

Fausto Hernández Montiel, director general de VALID

¿Cuál es el propósito de innovaciones farmacéuticas si éstas no llegan a los pacientes? De ahí el interés de las grandes empresas de este sector en el tema de acceso, de ahí la puesta en marcha de diferentes programas para pacientes, sobre todo de enfermedades crónicas, como el cáncer, entre otras más.

De hecho, hace poco nos enteramos del fortalecimiento de las operaciones en México de un jugador clave, con 25 años de experiencia en el tema de acceso a nivel global: Axios International, que es una organización pionera en soluciones innovadoras y sostenibles para mejorar el acceso a la atención médica en países de ingresos bajos y medios. Sus clientes y socios son grandes compañías farmacéuticas, proveedores de atención médica, gobiernos y organizaciones que enfrentan los problemas de acceso a la salud más apremiantes. Trabaja con los sectores público y privado, donde diseña e implementa programas de acceso y apoyo para pacientes, además de incidir en las barreras a la atención y proporcionar un tratamiento de calidad.

Un gran problema para resolver este galimatías es el precio de los tratamientos de última generación, los cuales suelen estar por las nubes, sobre todo al momento de su lanzamiento. Todos sabemos de fármacos que cuestan un ojo de la cara cada mes y que muchas veces no implican la cura de algún padecimiento, sino ralentizar el avance de la enfermedad, o bien, mejorar la calidad de vida, lo que no es poca cosa, pero difícil de mantener por cuestiones económicas.

Una inequitativa distribución

Este tema se ha tratado desde hace tiempo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero esta discusión se hizo más evidente con la llegada de la pandemia de Covid-19; incluso, la discusión se fue mucho con la creación de las diferentes vacunas anti Covid y su inequitativa distribución por todo el mundo.

Ante este desafío sin precedentes, la ONU lanzó una iniciativa conocida como Covax. Este programa tuvo como objetivo garantizar un acceso equitativo y justo a las vacunas contra la Covid-19 para todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo económico. Desde el inicio de la pandemia, las disparidades en el acceso a las vacunas fueron más que evidentes. Los países de ingresos altos aseguraron grandes cantidades de dosis, mientras que las naciones pobres se vieron relegadas y enfrentaron dificultades para obtener suficientes vacunas para inmunizar a su población. 

Dado lo anterior, la ONU, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros socios, estableció Covax como un mecanismo para abordar estas desigualdades y asegurar una distribución justa de las vacunas en todo el mundo. Esta iniciativa de la ONU tuvo tres objetivos básicos: 1) acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas contra la Covid-19, 2) garantizar que todas las naciones, sin importar su nivel de ingresos, tengan un acceso equitativo a las vacunas y 3) fortalecer los sistemas de salud de los países receptores de vacunas, asegurando que tengan la capacidad necesaria para administrarlas de manera efectiva y llegar a las comunidades más vulnerables.

Avances innegables

A pesar de muchos obstáculos, Covax ha logrado importantes avances innegables, sobre todo en la entrega de dosis a países de bajos ingresos, que de otra manera, no hubieran tenido acceso a las vacunas. Hasta la fecha, millones de dosis de la vacuna anti Covid se han enviado a través de Covax, lo que ha permitido la inmunización en comunidades vulnerables y, de esta manera, reducir la propagación del virus.

Regresando al tema de acceso, la industria farmacéutica de innovación está siempre en una constante búsqueda de nuevos caminos para el acceso, como la alternativa de pago en función de resultados, lo cual podría tener un impacto positivo en la salud.

Como se observó durante la pandemia, como pudimos ver en el caso de las vacunas, en el sector privado fue donde surgieron tanto vacunas tratamientos con los que se sigue atendiendo la nueva enfermedad producto de la aparición y propagación del nuevo coronavirus.

Alianzas sin precedente

También, todos fuimos testigos de la rapidez con la cual se fueron desarrollando las distintas vacunas anti Covid para combatir la pandemia. De pronto, nos enteramos de la llegada de la de AstraZeneca, la de Pfizer-BioNtech, la de Janssen, Moderna, Cansino, Sputnik y otras más. Todo ello pudo ser posible gracias a alianzas sin precedente entre firmas privadas como con dependencias públicas, sociales y hasta gubernamentales.

Entre las lecciones aprendidas que nos dejó la pandemia de Covid-19 está la posibilidad de colaboración entre pares, e incluso, con instancias gubernamentales, todo en aras de la innovación y del bienestar social, justo como ocurrió con el tema de las vacunas. 

La necesidad de un mayor acceso

También se hizo evidente la necesidad de un mayor acceso. Recordemos que firmas como Pfizer innovaron también en el tema de precios diferenciados, es decir, había unos precios para países de altos ingresos, otro para los de ingresos medios y otro para naciones pobres. 

Sin embargo, por supuesto, falta mucho por hacer en México en el tema de acceso. Deberíamos escribir en piedra las lecciones aprendidas durante la pandemia de Covid-19 y trabajar en terrenos áridos y poco explorados, con el fin de aumentar el acceso a medicamentos y tratamientos innovadores para los pacientes en general.