Vivir, trabajar y crecer en familia
Columna LIDer
Gestionar una empresa familiar no tiene porqué ser conflictivo, sin embargo, es importante saber cómo lograr que todos los miembros de ésta compartan la misma visión, sostenida por valores compartidos y así lograr que permanezca y trascienda a través de un proceso de institucionalización eficaz.
Bertha Herrerías
En México muchas empresas familiares han sido clave para la construcción del país y han contribuido de manera destacada a la generación de riqueza. Su importancia es muy grande, por lo cual la gestión interna de éstas es un tema fundamental para su crecimiento, permanencia y de trascendencia en la economía nacional.
La tasa de mortalidad de estas empresas es muy alto y una de las principales razones es la falta de reglas para manejar los procesos de sucesión, la convivencia entre dos o más generaciones diferentes y la reducción del grado de involucramiento de la familia en la operación. Para superar estos retos se requiere de un proceso de transición hacia un gobierno corporativo institucional. Éste es un proceso continuo, que nunca termina, y puede ser aplicado a empresas de cualquier tamaño.
Éste es la cuestión principal de Vivir, trabajar y crecer en familia, de Alfonso Urrea Martin, relevante empresario y profundo conocedor del tema a partir de su experiencia personal. Empezó a trabajar en la empresa de la familia, Grupo Urrea, desde los 18 años y a los 24 fue nombrado, por su padre, director general. Desde entonces, ha liderado el proceso de institucionalización, transformación y crecimiento del grupo, por lo cual el libro narra experiencias de primera mano. Todos estos conocimientos los ha compartido a través de más de 250 conferencias en universidades, cámaras, congresos, asociaciones, consejos, empresas y familias en México y Estados Unidos, y ahora, en esta obra.
Propone un modelo para conocer el ecosistema de la empresa como la coincidencia de tres sistemas: el patrimonial, el empresarial y el operativo, lo que llevará al lector a comprender, paso a paso, el proceso para la institucionalización de la empresa, en el que deberán estar involucrados no solo los familiares, sino todas las personas con funciones clave en ella. Parte de esto, es la delimitación de los roles de cada miembro de la familia, tanto de los que están directamente involucrados trabajando, como de los que son herederos o parte de un Consejo Familiar.
Lo más conveniente es empezar el proyecto de institucionalización antes de que las complejidades de la empresa y la familia sean tan altas que no se pueda llegar a acuerdos que satisfagan a todos. En referencia a su propia experiencia, el autor afirma que gracias a su proyecto de institucionalización el grupo de empresas familiares que preside ha podido mantener y crecer su patrimonio con el activo más importante: una familia unida.
“La educación y formación integral de los miembros de la familia para aprender a resolver diferencias, escuchar y comprender a los demás, analizar los problemas, encontrar sus causas y plantear soluciones, son los cimientos sobre los que se construyen las buenas relaciones empresariales”, comenta. Una fractura en cualquiera de los tres sistemas (patrimonial, empresarial y operativo) puede terminar con la armonía empresarial y la familiar, por lo que, recomienda, hay que practicar las virtudes cardinales: prudencia, fortaleza, templanza y justicia.
Este libro claro, conciso y ameno está llamado a estar siempre en el escritorio. Gestionar una empresa familiar no tiene porqué ser conflictivo, sin embargo, es importante saber cómo lograr que todos los miembros de ésta compartan la misma visión, sostenida por valores compartidos y así lograr que permanezca y trascienda a través de un proceso de institucionalización eficaz.