Columna VALID
La industria farmacéutica tiene la oportunidad de consolidarse como un pilar estratégico de la economía mexicana. Para lograrlo, deberá enfrentar sus desafíos con creatividad, colaboración y un enfoque claro en el desarrollo humano y tecnológico. Solo así podrá superar los obstáculos y aprovechar las oportunidades que el 2025 trae consigo.
Fausto Hernández Montiel
Sin duda alguna, el año 2025 se presenta como un periodo de grandes retos y oportunidades para la industria farmacéutica instalada en México. Este sector, estratégico para la salud pública y el desarrollo económico, enfrenta una serie de obstáculos que demandan adaptación, innovación y una visión estratégica.
Entre los principales desafíos se encuentran la compra consolidada de medicamentos, el cobro de viejos adeudos por parte del gobierno (que ya tienen a más de uno con cejas levantadas), la distribución de medicamentos bajo el nuevo modelo (que ha generado la incredulidad de muchos), la integración de nuevas tecnologías farmacéuticas (como la inclusión de la IA en procesos varios), el auge del nearshoring en nuestro país y los impactos derivados de la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, entre otros factores.
En teoría, el modelo de compra consolidada, promovido por el gobierno mexicano, busca garantizar la adquisición de medicamentos a precios competitivos y transparentes. Sin embargo, este esquema ha mostrado debilidades, como son los tiempos de entrega y una logística que pocos entienden ahora, lo cual afecta tanto a los proveedores como a los beneficiarios finales.
De esta manera, la industria necesita colaborar activamente con el gobierno para optimizar estos procesos, asegurando una mayor eficiencia y transparencia.
Viejos adeudos: un lastre financiero
El rezago en el pago de adeudos por parte de las instituciones gubernamentales a la industria farmacéutica sigue siendo un obstáculo crítico, pues la suma se estima en 8,000 millones de pesos (mdp). Las empresas farmacéuticas requieren estabilidad financiera para invertir en investigación y desarrollo, así como para mantener la operación de sus plantas y cadenas de suministro. La negociación y cumplimiento de acuerdos claros será esencial para resolver este problema estructural.
No podemos soslayar que el gobierno mexicano, al dejar fuera a mayoristas de la megacompra, ha provocado cambios significativos en el modelo de distribución de medicamentos, buscando descentralizar y regionalizar los procesos. Aunque la intención es positiva, la transición genera incertidumbre en términos de costos y eficiencia. La industria debe anticiparse y adaptarse a estas modificaciones para evitar interrupciones en el suministro.
Por otro lado, la revolución tecnológica está transformando la industria farmacéutica a nivel global. Tecnologías como la inteligencia artificial (IA), la automatización y el análisis de Big Data ofrecen oportunidades para mejorar la investigación, la producción y la distribución de medicamentos. Además, el nearshoring coloca a México como un destino estratégico para empresas internacionales que buscan diversificar sus cadenas de suministro, una tendencia que podría dinamizar el sector si se aprovechan las ventajas competitivas del país.
El regreso de Trump
La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca podría generar tensiones comerciales y políticas que impacten la industria farmacéutica en México. Las renegociaciones de acuerdos como el T-MEC podrían alterar las reglas del juego, exigiendo una estrategia diplomática y empresarial bien articulada para proteger los intereses del sector.
Frente a este panorama, la capacitación de la fuerza laboral en industrias como la farmacéutica es crucial. Las empresas deben invertir tanto en habilidades técnicas como en competencias blandas, como la comunicación efectiva, el liderazgo e inteligencia emocional. Esto no solo mejorará la productividad, sino que también permitirá a las organizaciones responder ágilmente a los cambios del entorno.
En suma, la industria farmacéutica tiene la oportunidad de consolidarse como un pilar estratégico de la economía mexicana. Para lograrlo, deberá enfrentar sus desafíos con creatividad, colaboración y un enfoque claro en el desarrollo humano y tecnológico. Solo así podrá superar los obstáculos y aprovechar las oportunidades que el 2025 trae consigo.