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UNOPS: el negocio de descubrir «el hilo negro»

Columna INEFAM

Algunas irregularidades, algunas evidencias

El actual gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende descubrir el “hilo negro” a través de compras con UNOPS, con un elevado costo por sus honorarios que pudieron tener mejor uso y que, sin duda, será un negocio redondo para este último, sin lograr cabalmente cubrir las necesidades del sistema público de salud a nivel nacional.

Enrique Martínez Moreno / José Carlos Ferreyra López *

El pasado 30 de julio fue firmado entre en Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y la Oficina de las Naciones Unidas para Proyectos Especiales (UNOPS) el acuerdo específico para ejecutar el proyecto “Adquisición de medicamentos y material de curación”. Según dicho acuerdo, se trata de que UNOPS tome en sus manos la gestión de compra de 3,600 claves de medicamentos y dispositivos médicos correspondientes al Compendio Nacional de Insumos para la Salud (CNIS) para los años de 2021 a 2024. Cada año, dice el texto, se hará responsable de comprar un monto de 1.5 mil millones de dólares (mmdd), que son aproximadamente 33 mil millones de pesos (mmdp).

Para UNOPS, esta compra por dicha cantidad en un país será histórico, ya que no tiene antecedente alguno, a lo largo de los casi 25 años de existencia, de haber realizado una transacción tan grande. Sin duda, un gran negocio.

Esta decisión de acudir a UNOPS tiene su antecedente en el convenio marco firmado el 14 de febrero de 2019 con el gobierno federal para “combatir la corrupción”, cuyas primeras acciones corresponden –con cobro de comisiones de varios millones de dólares– en vender el avión presidencial–el cual ha sido un total fracaso y se convirtió en la venta forzada de boletos de lotería recolectando un monto por debajo del valor del avión, el cual sigue parado en algún hangar generando altos costos al erario—, así como colaborar en el desarrollo de la infraestructura del Tren Maya–tema sumamente cuestionado por los ambientalistas–, entre otros proyectos. De esta manera, UNOPS participa a mejorar la gestión pública y que, gracias a ello, se logre reducir la corrupción.

Una serie de irregularidades

El acuerdo para la compra de bienes terapéuticos es un tanto preocupante por una serie de irregularidades que son relevantes a destacar:

La irregularidad aquí observada no es por el hecho de comprar en el exterior, pues el mercado público de insumos para la salud es abierto al comercio exterior dado que históricamente entre el 60 a 70% de las piezas se adquieren por licitaciones internacionales bajo tratados–lo que significa respetar los acuerdos firmados de libre comercio–, sino que pone a modo una ley que trastoca sin duda la soberanía nacional, donde existe producción local relevante y con precios competitivos, con valores agregados relevantes en la logística y distribución. Nos parece que tal medida no es justificable, pues la modificación propuesta se argumentó en “corrupción” por parte de proveedores sin demostración y denuncia alguna.

¿Una propuesta temporal?

La narrativa para tal reforma en México comenzó como una propuesta “temporal” para facilitar la entrada de dichos insumos ante la emergencia sanitaria motivada por el virus Covid-19. El primer texto propuesto para la reforma al artículo primero señalaba que se daba lugar a la exención, siempre y cuando, fuera resultado de una “investigación de mercado”. En el texto final que fue aprobado, esta condición fue borrada y solo quedó señalado que la exención ocurre si hay acuerdos con “organismos intergubernamentales”, lo que facilita la participación de UNOPS.

Los países en donde ha apoyado con compras de estos bienes, ha sido requisito “facilitar” la emisión de registros sanitarios de manera simplificada, que debe entender en una emisión en unas cuantas semanas versus los meses que típicamente se requieren, en favor de los importadores interesados.

Laxitud por parte de la autoridad sanitaria

Esto tiene avances en México con el acuerdo de “equivalencias” del 28 de enero del presente año, publicado en el DOF, donde se indica que Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reconoce los registros sanitarios de otros países, y que en su caso, podrá evaluar la calidad, seguridad y eficacia de los productos que vengan del exterior. Esto puede significar laxitud por parte de la autoridad sanitaria para facilitar la labor de UNOPS, tal como sucedió en Guatemala en 2017-2018. En el caso de México, que cuenta con altos estándares, la importación de bienes terapéuticos por esta vía es totalmente riesgosa.

El 19 de agosto se publicó en el DOF la adscripción de la Cofepris a la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, lo que se interpreta como el inicio de la subordinación de la primera respecto a la segunda (sujeto a más más reformas de carácter operativo), lo cual podría significar la pérdida de autonomía y como garante de observar y exigir la calidad seguridad y eficacia de los insumos terapéuticos con sustento en una mayor farmacovigilancia, y no “opcional”, como podría suceder.

La OM demostró falta de conocimiento

La compra consolidada de la OM para el segundo semestre de 2019 pretendía sustituir la compra consolidada ya en curso y que fue confeccionada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a fines de 2018. Con este reemplazo, se pretendía fue acabar con un proceso que emblemáticamente representaba al gobierno anterior. Sin embargo, la OM demostró falta de conocimiento y solo motivó serios atrasos en la compra con más del 60% de claves desiertas (sin un proveedor ganador asignado), entre medicamentos y material de curación y en donde no participaron distribuidores al ser estigmatizados por “corruptos” sin demostración alguna y rompiendo una dupla con los laboratorios que ofrecían valores agregados importantes con precios cada vez más bajos.

Ello motivó a que se continuaran con los contratos derivados de la consolidada del IMSS, y en simultánea, con la de la OM que tuvo sus primeras entregas en el mes de octubre. Estos empalmes generaron desorden y muchas compras vía adjudicaciones directas, siendo un cierre de año caótico.

Al parecer no hubo lecciones aprendidas, pues para la compra consolidada del 2020 solo consideró claves de medicamentos genéricos y excluyó muchas de alta especialidad y de patente, entre ellas las oncológicas, que han sido de tremendo reclamo al día de hoy al no estar disponibles para las quimioterapias, pues se han adquirido de manera lenta y tardía. El ejercicio también mostró elevados porcentajes de claves desiertas y un enorme atasco al día de hoy por la falta de pericia al hacerse cargo el gobierno de la distribución de estos insumos que solo se acumulan sin tener orden ni planeación adecuadas.

Una situación desconcertante

Es así como la mejor experiencia de UNOPS son precisamente las peores compras registradas respecto a los últimos años.

El «hilo negro»

En el país se cuenta con experiencia y conocimiento en compras consolidadas por varios años, donde diversos funcionarios han mostrado capacidad para organizar y planear las diversas operaciones de manera conjunta con los proveedores de los insumos versados y eficientes, haciendo frente a un crecimiento constante de las piezas requeridas entre las diversas instituciones públicas que demanda conocimiento.

Dichas compras fueron mejorando, con áreas de oportunidad sin duda. Esto ha sido desechado por el actual gobierno y pretende descubrir el “hilo negro” a través de compras con UNOPS, con un elevado costo por sus honorarios que pudieron tener mejor uso y que, sin duda, será un negocio redondo para este último, sin lograr cabalmente cubrir las necesidades del sistema público de salud a nivel nacional.

Esquema 1

Esquema 2

Esquema 3

*Enrique Martínez Moreno y José Carlos Ferreyra López son director general y presidente del INEFAM LatAM, ambos cuentan con una larga trayectoria trabajando en y para la industria farmacéutica.

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