Columna VALID
La administración 2024-2030 tiene ante sí la oportunidad de transformar el sistema de abasto de medicamentos en México. Modernizar la infraestructura, implementar una estrategia nacional de adquisiciones y fortalecer la producción local son pasos clave para garantizar un acceso equitativo y continuo a los medicamentos. Este esfuerzo no solo beneficiará a los pacientes, sino que también optimizará el uso de los recursos públicos, fortaleciendo el sistema de salud a largo plazo.
Fausto Hernández Montiel
El sistema de salud en México enfrenta una coyuntura clave en cuanto al abasto de medicamentos, un problema que ha afectado la atención médica de millones de personas, y que, con la administración 2024-2030, presenta una oportunidad para implementar reformas profundas. Los retos estructurales y regulatorios han limitado la capacidad del país para garantizar un suministro continuo y eficiente, lo que impacta tanto la equidad en la atención médica como la eficiencia en el uso de recursos públicos.
Un pilar en el sistema de salud
El abasto de medicamentos es crucial para cualquier sistema de salud. En México, la falta de acceso a medicinas, tanto esenciales como de alta especialidad, ha sido un problema recurrente, agravado en los últimos años. Este desabasto afecta a personas con enfermedades crónicas y condiciones agudas que dependen del tratamiento continuo. Para revertir esta situación, la nueva administración debe centrarse en resolver las fallas en la cadena de suministro, la cual ha operado de manera fragmentada y descoordinada entre instituciones como el IMSS, ISSSTE y el IMSS-Bienestar.
Mejora de la cadena de suministro
Uno de los mayores desafíos radica en la falta de coordinación en la planificación de la demanda de medicamentos, lo que ha generado sobrecostos y, lo más preocupante, abasto intermitente. La solución implica la creación de un sistema unificado a nivel nacional que centralice la gestión de compras y distribución. Una estrategia de «última milla» que integre la planificación de necesidades y licitaciones transparentes es clave para reducir los tiempos de respuesta y garantizar la disponibilidad continua de medicamentos.
Además, un sistema de este tipo fortalecería la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias, al contar con inventarios centralizados y la posibilidad de redistribución rápida en casos de pandemias o desastres naturales.
Logística y modernización tecnológica
Otro gran reto es la infraestructura logística. Muchas instituciones de salud pública no cuentan con capacidades modernas de almacenamiento y distribución, lo que retrasa la entrega de medicamentos. La inversión en centros de almacenamiento y tecnologías avanzadas de trazabilidad podría optimizar los inventarios y asegurar la entrega en tiempo y forma, incluso en zonas rurales.
Certidumbre regulatoria y transparencia
La falta de claridad en las normativas, junto con el uso excesivo de adjudicaciones directas, ha debilitado la competencia y, en ocasiones, afectado la calidad de los medicamentos. Reformar el sistema de adquisiciones públicas es crucial. Las licitaciones abiertas y transparentes deben ser la norma, mientras que las adjudicaciones directas se limiten a casos excepcionales. Esta reforma no solo promovería la participación de más proveedores, sino que también generaría confianza en el sector.
Hacia una Política Nacional Farmacéutica
La pandemia de Covid-19 evidenció la dependencia de México en proveedores internacionales para insumos esenciales. En este sentido, fortalecer la industria farmacéutica nacional es indispensable para lograr la soberanía sanitaria. Un enfoque hacia la producción local de medicamentos no solo permitiría enfrentar futuras crisis globales, sino que también reduciría la dependencia del país de mercados externos, garantizando un suministro constante y accesible para la población.
Optimizar el uso de recursos públicos
La administración 2024-2030 tiene ante sí la oportunidad de transformar el sistema de abasto de medicamentos en México. Modernizar la infraestructura, implementar una estrategia nacional de adquisiciones y fortalecer la producción local son pasos clave para garantizar un acceso equitativo y continuo a los medicamentos. Este esfuerzo no solo beneficiará a los pacientes, sino que también optimizará el uso de los recursos públicos, fortaleciendo el sistema de salud a largo plazo.