Columna VALID
- La solución podría implicar una combinación de regulaciones de precios, estímulos fiscales y una mayor inversión en el sistema de salud público, para que los mexicanos no tengan que elegir entre su bienestar y sus finanzas.
Fausto Hernández Montiel
El sector farmacéutico en México se encuentra en una encrucijada, que afecta tanto a los pacientes como a las farmacias, ya que el costo de los medicamentos ha alcanzado niveles insostenibles para la población. Este problema se ha vuelto más acuciante en el caso de los adultos mayores, quienes, con frecuencia, enfrentan una peligrosa presión financiera para obtener los medicamentos que necesitan y no obtienen del sector salud.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el gasto de bolsillo que los hogares mexicanos destinan al cuidado de la salud ha aumentado de manera alarmante en los últimos años. En 2018, este gasto ascendía a 1,028 pesos, mientras que en la actualidad se sitúa en 1,345 pesos, lo que representa un incremento del 31 por ciento en tan solo cuatro años.
El impacto de este incremento en el gasto en salud es evidente en las cifras de ventas de las farmacias. De acuerdo con información proporcionada por la consultora Nielsen IQ, en lo que va del año, se ha registrado una disminución del 9.9% en las ventas de medicamentos de marca propia, además de un modesto aumento del 0.4% en la venta de medicamentos de patente.
Tendencia preocupante
Esto indica que los pacientes, ante el encarecimiento de los medicamentos y la incapacidad de adquirirlos en el sistema de salud público, optan por comprar menos medicamentos, o incluso, reducir la cantidad de los tratamientos recetados.
Los indicadores revelan una tendencia preocupante, especialmente para los adultos mayores, quienes se enfrentan a un gran dilema, sobre todo a la hora de enfrentarse a tener que ir a la farmacia y pedir un medicamento.
Esta realidad se agrava con la falta de acceso a la salud en esta población, de 65 años o más, que ha aumentado de manera alarmante, pasando del 9.5 al 29.4% entre 2016 y 2022, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Gastos catastróficos
La falta de medicamentos en el sector público ha llevado a los pacientes a recurrir a las farmacias privadas, lo que ha incrementado significativamente el gasto de bolsillo. Rafael Gual, director de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Canifarma), advierte que «hay enfermedades, como el cáncer, que se vuelven gastos catastróficos y hay pacientes que se están dejando morir, es una tragedia».
La inflación de los medicamentos ha superado la inflación general, situándose en un 7% en septiembre. En comparación con septiembre de 2019, antes de la pandemia de Covid-19, los tratamientos se han encarecido en un 28% para los pacientes. Los descongestivos y antigripales tienen una inflación de doble dígito, con un 12.4 y 10.1%, respectivamente.
Los pacientes llegan con diversas enfermedades a las farmacias con consultorio anexo, como Covid, influenza, diabetes, dengue y esto se convierte en un indicador económico. No todas las farmacias están al 100% y ha habido casos donde a los pacientes simplemente no les alcanza.
Falta una estrategia sólida
El costo de los medicamentos también está afectando la posición de México en el mercado global de la industria farmacéutica. Actualmente, México cuenta con un 3% de participación en el mercado mundial de medicamentos.
A pesar de las oportunidades de exportación que podrían surgir con los estímulos fiscales implementados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la falta de una estrategia sólida de exportación de medicamentos mantiene al país en una posición desfavorable en comparación con Estados Unidos, que representa el 48% del mercado mundial.
Para concluir, es imperativo resolver esta crisis de costos de medicamentos en México para garantizar el acceso a tratamientos médicos necesarios y mantener la salud de la población, especialmente de los adultos mayores. La solución podría implicar una combinación de regulaciones de precios, estímulos fiscales y una mayor inversión en el sistema de salud público, para que los mexicanos no tengan que elegir entre su bienestar y sus finanzas.