Columna Sapiencias
Roncar no debe considerarse únicamente como un inconveniente para la convivencia nocturna (un número de divorcios cada vez más alto se debe a este trastorno), sino también como un síntoma de posibles enfermedades.
Enrique Chao Barona
Una palabra que pone los pelos de punta entre los integrantes de una familia es el verbo roncar. Muchas parejas encuentran en esa voz el motivo de muchas disputas y quejas porque los ronquidos, los gruñidos, los aullidos, los jadeos… no dejan descansar a uno de sus integrantes.
Roncar no es una disfunción insignificante: roncar es malo para el amor. No solo causa problemas de salud al roncador, también puede tener repercusiones en la vida en común que a veces llegan a ser letales.
En una nota publicada en el diario El Comercio.com* se narra que, en Rusia, la prensa de ese país “registró la muerte de una mujer de 32 años, fruto de la golpiza que le dio su marido, de 38, tras enfrascarse en una agria discusión por los ronquidos de ella”.
Si bien no es más que un caso extremo, refleja lo que ese trastorno puede acarrear.
Ronquido no es compatible con la vida en pareja
También se cita ahí que la Asociación Británica del Ronquido y la Apnea del Sueño publicó estudios que confirman que el ronquido no es compatible con la vida en pareja. Los estudios enumeran quejas que van desde irritaciones, a divorcios y tragedias familiares más encendidas que los mismos celos.
Muchas parejas admiten que su vida sexual se ve afectada definitivamente por esta causa, “con el agravante de que los roncadores privan a su pareja de dos años de sueño por cada 24 de vida en común”. El asunto es tan serio, subraya la fuente, que el Medical Sleep Center, de la Universidad de Illinois, demostró que “las parejas en las cuales uno de sus miembros ronca o tiene apnea del sueño concomitante tienen una tasa de divorcio mucho más alta que el promedio”.
Los ronquidos son el sonido ronco o fuerte que se produce cuando el aire pasa por los tejidos relajados de la garganta y hace que estos vibren al respirar. Para algunas personas esto puede ser un problema crónico, y en ciertos casos, también puede indicar una enfermedad grave. En general, las mujeres son las que más se molestan y las que más trucos emplean para no llegar al extremo de mandar al compañero al cuarto de visitas o al sillón de la sala.
Una molestia insoportable para las parejas
Se cree que la mitad de los hombres suele roncar, quizás porque la distribución de la grasa corporal se acumula más en sus cuellos y eso hace más difícil el paso del aire cuando se quedan dormidos. Por su lado, las mujeres también roncan, pero se habla de una de cada cuatro. Ellas acumulan más carnes en la cadera, pero, a partir de la menopausia, las grasas se trasladan a otras regiones del cuerpo y también emiten uno que otro rugido nocturno. Por cierto, las embarazadas igualmente roncan de cuando en cuando, porque retienen más líquidos, aumentan su peso y los niveles de grasa.
De hecho, los ronquidos pueden convertirse en una molestia insoportable para las parejas. Sin embargo, los cambios en el estilo de vida, como bajar de peso, o evitar el consumo de alcohol antes de acostarse y dejar el tabaco, porque aumenta la inflamación a nivel de la vía aérea superior y le resta espacio a la entrada del aire, ayudan al bendito silencio en la recámara.
También el uso de fármacos sedantes antes de ir a la cama, y hay quien aconseja dormir de costado, ya que la postura boca arriba tampoco ayuda, debido a que la vía aérea está menos protegida y produce más obstrucción, por eso lo recomendable es pedir al compañero de cama mucha paciencia y usar tapones para los oídos.
Por supuesto, existen medicamentos, gotas, corticoides, sprays, dispositivos médicos y cirugías disponibles que pueden ayudar a dejar de roncar o disminuir al menos los ronquidos perturbadores. Sin embargo, no todos esos remedios son adecuados o necesarios para todas las personas que roncan.
Concierto nocturno
Casi todas las personas roncan de vez en cuando. Vale la pena recordar que más o menos el 40% de la población adulta ronca con ronquidos que no necesariamente se asocian a patología alguna, como la apnea del sueño, que tiene consecuencias para la salud de la persona (la padecen alrededor de un 4% de la población). También emiten fuertes ronquidos las personas que padecen roncopatía, un problema respiratorio, y las que sufren alguna patología de la nariz, como desviaciones de tabique, pólipos en la nariz, o hipertrofia de cornetes, que hacen que el aire entre de forma turbulenta.
Muchos de estos inconvenientes pueden tratarse con medicamentos, prótesis dentales, entrenamientos antirronquidos e intervenciones quirúrgicas.
Asimismo, los médicos también tratan las causas de los ronquidos, como la obstrucción nasal crónica y la apnea obstructiva del sueño, que pueden tratarse con presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP). Algunas obstrucciones de las vías respiratorias superiores, que contribuyen a los ronquidos, como pólipos nasales, amígdalas hipertróficas y un tabique nasal desviado, pueden tratarse quirúrgicamente. Sin embargo, no se ha demostrado concluyentemente si estos procedimientos reducen los ronquidos y, si lo hacen, hasta qué punto. Entre los tratamientos específicos para el ronquido se encuentran los dispositivos para mantener abiertas las vías aéreas (como las férulas de avance mandibular) y la cirugía.
En este último caso, se han desarrollado una serie de procedimientos quirúrgicos que tratan de forma específica el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), como la uvulopalatofaringoplastia (que implica remodelar los tejidos del paladar y de la úvula -o campanilla-, eliminando el exceso de tejido y ensanchando la vía respiratoria), la uvuloplastia con láser, la roncoplastia con inyección (donde se inyecta una sustancia en el velo del paladar que irrita los tejidos y provoca la formación de una cicatriz fibrosa que endurecen el velo del paladar y la campanilla haciéndolos menos propensos a vibrar), la ablación por radiofrecuencia y los implantes palatinos de polietileno, que se insertan en el velo del paladar.
Síntomas de la SAOS
No todas las personas que roncan sufren SAOS, pero la mayoría de las personas que sí lo tienen, roncan mucho. Por otro lado, si el ronquido viene acompañado de algunas de las siguientes señales, puede indicar que hay que acudir a la ayuda médica para una polisomnografía, una prueba no invasiva e indolora, que permite el estudio del sueño, o bien una evaluación adicional de SAOS.
Los signos de alarma, como episodios de falta de respiración o de sensación de asfixia durante el sueño, somnolencia diurna y obesidad, contribuyen a identificar a las personas vulnerables a sufrir el síndrome de apnea obstructiva del sueño:
- Pausas de respiración presenciadas durante el sueño.
- Somnolencia excesiva durante el día.
- Dificultad para concentrarse.
- Dolores de cabeza por la mañana.
- Dolor de garganta al despertar.
- Sueño intranquilo.
- Jadeo o ahogo por la noche.
- Presión arterial alta.
- Dolor en el pecho por la noche.
- Un ronquido es tan fuerte que interrumpe el sueño de la pareja.
- En los niños, falta de concentración, problemas de comportamiento o bajo rendimiento en la escuela.
El SAOS con frecuencia se caracteriza por un ronquido fuerte seguido de períodos de silencio cuando la respiración se detiene… o casi se detiene. Con el tiempo, esta disminución o pausa en la respiración puede hacer que uno despierte o despertar con un resoplido fuerte o un jadeo. Este patrón de pausas de la respiración puede repetirse muchas veces durante la noche. Las personas con apnea obstructiva del sueño generalmente experimentan períodos en donde la respiración disminuye o se detiene al menos cinco veces en cada hora del sueño.