Columna Sapiencias
El cerebro necesita dormir bien para reordenar el tremendo caos de estar despierto o la tremenda angustia de sufrir una pesadilla que lo precipite al insomnio. También se combinan la función de los sueños, la importancia de dormir y la fatalidad de ir a la meme siempre pegado a las pantallas, con el afán de seguir enajenado, lo que acaba por echarnos a perder el sueño.
Enrique Chao Barona
Para muchos de nosotros eso de levantarnos nos causa fatiga mental. Y se podía decir lo mismo, pero en el sentido inverso: “Acostarnos también nos causa fatiga mental”.
Los horarios son implacables. Así que, por pura paradoja, en un sueño profundo tuve ocasión de reflexionar un poco más sobre la importancia que tiene el sueño con el día siguiente, nuestra vigilia, nuestra vida cotidiana y laboral.
En ese momento me acordé del famoso proyecto de un coreano-estadounidense que vive en Nueva York, que de manera sistemática, una vez que despierta, se dedica a consignar sin distraerse el contenido aún latente de sus sueños.
Los pormenores de los sueños, al estilo Dalí
Recordé que de adolescente yo hacía lo mismo, y llenaba innumerables cuadernos con las muestras más frescas de mis sueños. Apenas sentía el tic que anunciaba la alarma de mi despertador, y antes de que diera el tac, ya estaba parado frente al cuaderno, apagando la alarma y anotando a toda prisa los pormenores de mis sueños, al estilo Dalí.
De hecho, Hunter Soik, el famoso capturasueños de la era digital, se propuso crear una aplicación para que uno apenas despierte pueda anotar con lujo de detalles los aconteceres y recovecos de los sueños, aunque sin intentar en ese momento entenderlos o interpretarlos. A él le basta con grabarlos.
Pero no sólo eso, el cazador de sueños ha propuesto a los interesados en su aplicación que armemos entre todos una base de datos global de búsqueda que lleve un registro de lo que sucede en nuestras mentes mientras dormimos, con clasificaciones como, por ejemplo, “mamá montando en caballo rojo”, con búsquedas archivadas en mamá, caballo y rojo.
Delicia para los psicoanalistas
Soik se pregunta: ¿qué tal si todos soñamos con lo mismo?, o ¿qué tal si se repite el contenido de un sueño en un montón de casos? Por ejemplo, que todos nos hundimos en el Titanic, o que nos pasa por encima de la cabeza un tren a toda velocidad sin poderlo esquivar. Sería la delicia para los psicoanalistas.
Con cierta arrogancia, Soik cree que su proyecto busca medir el inconsciente colectivo del mundo, y no duda que ya estamos en el umbral de un nuevo amanecer en el ámbito de los sueños, en donde las experiencias colectivas pueden articularse y darles más sentido del que le dan los neurofisiólogos o los psiquiatras; que no creen otra cosa que «dormir bien ayuda a organizar mejor las ideas, combate el estrés y hace crecer la capacidad de conexión entre neuronas”.
Para ellos y sus disciplinas, el sueño no es más que un simple mecanismo de compensación: «una especie de ‘amortiguador’ para liberar la sobrecarga de información que se genera a lo largo del día y se almacena en el cerebro». Una actividad “reparadora”, y punto.
Corral de las fantasías
Es más, los especialistas en las clínicas del sueño no recomiendan qué soñar, sino que puntualizan con reloj en la mano que “los niños menores de un año deben dormir más o menos 18 horas diarias, que los que van a la escuela, 12 horas, que los adolescentes, 10 horas, y que los adultos, entre siete y ocho horas por la noche”. Pero ya no se meten con los contenidos y con los derroches de fantasía de los sueños, esos no son, para ellos, más que fuegos artificiales.
E insisten: para tener un buen rendimiento físico, y por ende, laboral, es muy importante dormir bien. Los médicos recomiendan: “acostarse no muy tarde, con toda comodidad y abandonarse a los brazos de Morfeo, como decían los abuelos, es decir, ‘dormir a pierna suelta’, durante un lapso que va de seis a nueve horas diarias”.
Ignacio González, especialista del IMSS, explicó en una entrevista con el diario El Universal, que dormir de manera adecuada permite que la mente no se sature de asuntos pendientes debido a que favorece los cambios homeostáticos que intervienen en la plasticidad cerebral.
El despertar de un nuevo día
González refirió que «muchas veces, al dormir pensando en un problema, al día siguiente, después de un buen descanso, las circunstancias se ven diferentes y surgen de alguna manera alternativas de solución».
El titular de la División de Neurociencias del Centro de Investigación Biomédica de Occidente, explicó que “si una persona duerme el estrés se reduce, por lo tanto la capacidad de conexión entre neuronas no se interrumpe ni se altera y es factible que las ideas sean codificadas de forma correcta para una mejor utilización de la información acumulada en el cerebro”.
En el otro lado de la moneda, dormir mal, menos horas o muchas más, provoca ansiedad, irritación y una sensación de cansancio y pesadez. El problema de la falta de sueño no sólo se reduce a falta de concentración, descuidos y errores, sino que puede causar accidentes, e incluso, la muerte.
Concentrados en alerta máxima
Los especialistas en la medicina del sueño, o en clínicas del sueño, recomiendan que para que un empleado pueda hacer un trabajo con seguridad, destreza y eficiencia, es necesario que esté concentrado, en alerta, algo que sólo se logra al descansar lo necesario mediante el sueño.
El cuerpo obedece al ritmo circadiano que tiene lugar en nuestro organismo biológico y que “coincide con la liberación de sustancias y hormonas, como el cortizol y la melatonina, que suben y bajan “según las horas del día”. A veces, si la melatonina está más alta, “hay más posibilidades de dormir, mientras que al bajar, y subir el cortisol, uno está más despierto y apto para realizar cualquier tipo de labor física”.
Por eso el médico aconseja seguir una rutina del sueño, pues el cuerpo se adapta a los hábitos que se establecen.
Un festín de sueños
Cuando buscaba, de regreso al tema del coreano que lanzó una aplicación gratuita para celulares, me percaté que eso no sólo dejará a los usuarios, sino también a los psicoanalistas, darse un festín de sueños, algunos muy impropios, y me encontré con que, en efecto, algunos expertos han mostrado preocupación “por lo que puede significar publicar los sueños”.
Pero me irritó saber que a Soik “eso no le quita el sueño”, como suele decirse, sino que espera que la tecnología proporcione una nueva forma “de ver qué es lo que importa a los colectivos de distintas comunidades en diferentes momentos”, y se preocupa más bien de las aplicaciones técnicas para despertar, para recordar el sueño y la manera de archivarlo.
La pantalla pegajosa
Antes de ver en qué acaba todo eso, hallé otra cosa que también tiene que ver con la tecnología, los sueños y las aplicaciones, y es el trabajo que ahora le cuesta a la gente «desenchufarse» de la tecnología, de los teléfonos inteligentes, de las computadoras, de las tabletas y demás, que nos tienen a todos, a niños y grandes, absortos, y supongo que esto, en exceso, puede conducir a graves problemas de salud.
Se dan casos cada vez más frecuentes entre los jóvenes, como Soik, que en la práctica duermen pegados, o muy cerca de sus aparatos inteligentes, casi sintiéndolos.
En una nota publicada en BBC Mundo, se reconoce que ya se ve como normal que los chicos duerman con su teléfono inteligente prendido o en el buró. Lo cual, como cabe suponer, le resta calidad al descanso, aunque uno duerma en el colchón más mullido de la casa.
Alejar la luz azul
Pensé, está “esa luz azul que emiten tanto los smartphones, como las tabletas y las computadoras”, y que nos deja noqueados para el día siguiente, porque sin duda afecta nuestro sueño. Leí en algún lado que este tipo de luz “penetra con facilidad a través de nuestros párpados y activa un estado de alerta en el cerebro”.
Hay quien cree que dormir con el celular podría mantenernos en un estado de alerta inconsciente, que deja a nuestro cerebro a la espera de recibir un mensaje o una llamada, del mismo modo que sucede cuando nos incorporamos segundos antes de que suene el despertador.
Lo mejor, apagarlo todo…
“Algunos estudios señalan además que las ondas radioeléctricas también podrían alterar el sueño”, pero eso es muy complicado.
Así que, cuando nos preparemos para ir a la meme, lo mejor es apagarlo todo, hasta la aplicación de Soik, y rezar porque a la mañana siguiente nos acordemos de que hay que prenderlo todo de nuevo y conectar lo conectable y cargar lo cargable, mientras uno bosteza y pide, ¡un ratito más, please!