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Hacia una generación perdida, II

El futuro viene repleto de viejos. En estos momentos convivimos varias generaciones - los 'Baby Boomers', los 'X', los 'Millennials' y los más jóvenes, los 'Z'- en un mismo tiempo, 2021, y en un mismo planeta, en distintas regiones, países, ciudades y vecindarios, inclusive la de los pertenecientes a los más maduros de la tercera edad, que son los bisabuelitos o tatarabuelitos de los bebés, niños y jóvenes que aún no se incorporan al mercado laboral, pero que viven con ellos el trauma de la pandemia y que ven el futuro y la nueva normalidad con una angustia sin precedentes.

Columna Sapiencias

¿Por qué, después de los médicos, vienen los ancianos en la larga hilera de la vacunación de Covid-19? Hay quien reniega que, si ya se van, si ya no dan, ¿por qué los ponen al inicio del programa?

Enrique Chao Barona

El futuro viene repleto de viejos. En estos momentos convivimos varias generaciones – los ‘Baby Boomers’, los ‘X’, los ‘Millennials‘ y los más jóvenes, los ‘Z’- en un mismo tiempo, 2021, y en un mismo planeta, en distintas regiones, países, ciudades y vecindarios, inclusive la de los pertenecientes a los más maduros de la tercera edad, que son los bisabuelitos o tatarabuelitos de los bebés, niños y jóvenes que aún no se incorporan al mercado laboral, pero que viven con ellos el trauma de la pandemia y que ven el futuro y la nueva normalidad con una angustia sin precedentes.

Con excepción de los integrantes de la Generación Interbellum, un término que a veces se utiliza para denotar a personas nacidas durante la primera década del siglo XX, entre los años 1900 a 1914, o la generación grandiosa, que suma a las nacidas entre 1915 y 1927 (de los que restan muy pocos), y a la generación silenciosa, es decir, las nacidas entre 1926 y 1945, y que en 2020 abarcaba el 3.5% de la población mundial…, la mayoría de esa gente está en activo.

En esta diversidad generacional se mueve y moverá el talento, el reconocimiento, pero también la inhibición, el rechazo. La flecha del tiempo apunta a que los jóvenes se volverán viejos y más pronto de lo que piensan.

Los Baby Boomers, estresados y desmotivados

En un estudio, que tiene que ver con la diversidad generacional en el ámbito laboral, de Generacciona, publicado en el Periódico español Expansión, se describen características y valores en un solo párrafo: “Necesitamos que los Baby Boomers se jubilen lo más tarde posible y que sigan aportando valor. Sin embargo, los desvinculamos o no contamos con ellos. Mientras nuestros jóvenes maduros, la Generación X, atrapados entre las cargas propias de su edad y la falta de proyección por el tapón de los Baby Boomers, se sienten estresados y desmotivados, porque todo cae sobre ellos”.

De los Millennials (Generación Y), anota el informe, “…destacan su formación y su incorporación precaria al mercado laboral, «hacen trabajos que no se corresponden con su preparación». Y finalmente los Z, «testigos de un mundo heredado, en el que ven cómo el esfuerzo y el trabajo de sus padres y hermanos no son los baluartes del éxito. Por lo mismo ya no creen en nada».

Las personas mayores ahora son protagonistas en las noticias, más que antes. Ya sea porque logran hazañas deportivas, académicas, o también, porque son víctimas del crimen o del abandono. De seguro aparecerán en los medios con mayor frecuencia, pues para el año 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, alcanzando el 22 por ciento.

Las crisis y la crisis generacional

Henrietta Fore, directora ejecutiva de la UNICEF, nos recuerda que: “Esta es la primera crisis verdaderamente mundial que la mayoría de nosotros hemos vivido, y no será la última. Independientemente de dónde vivamos, la pandemia nos afecta a todos y los niños nunca han corrido tanto peligro».

Sin embargo, lo peor llegará a medida que evoluciona la crisis económica mundial. Mientras el mundo se enfrente a la recesión económica desencadenada por esta pandemia y a sus efectos sobre los presupuestos de los gobiernos, los hogares y el sector privado, los peligros para los niños no harán más que aumentar, en lugar de disminuir. Debemos proteger décadas de inversiones en la infancia.

No obstante, no se trata de conseguir que las cosas vuelvan a ser como eran. Los niños no aceptarán un regreso a la “normalidad” después de la pandemia, porque la “normalidad” nunca fue lo suficientemente buena. Nuestra reconstrucción debe adaptarse a la magnitud de lo que estamos viviendo, y para ello, tendremos que superar nuestras diferencias y trabajar entre las generaciones con el fin de configurar el mundo en el que queremos que crezcan nuestros hijos.

RECUADRO

¿Qué son los viejos?

Los integrantes de la sociedad, los jóvenes, los quieren y no los quieren. Por un lado, le encuentran una fecha en el calendario para celebrarlos y honrarlos como abuelitos y abuelitas (de las que se aprovechan para endosarles los hijos, los nietos), o los distinguen para ponerlos en segundo lugar en la lista para vacunarlos, aunque, como acotamos al principio, en países como Indonesia, los anotan al último.

A pesar de esto, es habitual ver en las noticias que los definen así: De 60 a 70 años – Senectud. De 72 a 90 años – Vejez. Más de 90 años- Grandes ancianos.

Pero ese criterio no basta para definir la vejez. En realidad, cada individuo envejece a una edad diferente y dentro de cada vejez, cabe distinguir varias etapas.

Sentirse joven es una sensación

Desde otro ángulo, sentirse joven es una sensación que poco tiene que ver con los años cumplidos, como decía Pablo Picasso: “Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla en seguida”.

Debido a la disparidad de opiniones y la falta de unanimidad, este criterio cronológico (por edades) sólo sirve para registros estadísticos y epidemiológicos, como en este caso, cuando hay que ser primeros o segundos en hacer cola para vacunarse, o bien, para recibir prebendas del populismo rampante.

En la actualidad, hay una tendencia de utilizar el criterio socio-laboral para definir la vejez, es decir a partir de la jubilación, que ahora la mayoría de los casos se encuentra entre los 65 y los 67 años. Sin embargo, esta aproximación también es relativa.

La vejez, la última estación de la vida

De hecho, la edad de jubilación está cambiando, debido en parte a que nos damos cuenta de que las personas conservan sus capacidades físicas, psíquicas y cognitivas más allá de los 65 o 67 años, sin ignorar, claro, que la vejez es la última “estación” de la vida o del ciclo vital y que el cuerpo ya no es el mismo, que va perdiendo elasticidad, que sufre percances con más frecuencia y que ya no confía tanto en el sistema nervioso, que se vuelve más lento e impreciso.

Eso sí, podemos aseverar que no existe ningún criterio que defina o tipifique por sí solo la vejez, ya que todos ellos se centran en un solo aspecto del individuo y no consideran la vejez de forma global, como una manifestación del fenómeno de envejecimiento del individuo en todo su conjunto.

RECUADRO

¿Se nace o se hace viejo?

Uno envejece de manera patológica cuando los procesos degenerativos y las enfermedades dificultan a la persona su adaptación al entorno, o de manera fisiológica, cuando los procesos degenerativos o las enfermedades no le impiden adaptarse a su entorno, forman parte de la evolución natural.

En este último caso, se envejece de manera positiva, a pesar de los cambios que se puedan producir y uno se va a adaptando a su nueva situación. Los perfeccionistas también distinguen un tipo de envejecimiento óptimo (o successful aging) donde no nada más se desarrolla una elevada funcionalidad física, sino mental y social, que ayuda a envejecer con una implicación activa, o compromiso con la vida sin titubeos.

Envejecimiento óptimo

No carga uno con una enfermedad grave ni dependencia, aunque sí, ni modo, con el riesgo de padecerlas por la edad. En este caso intervienen factores personales (como los niveles económico y educativo, y, por supuesto, la salud,) así como factores circunstanciales (familia, relaciones sociales, proximidad a los recursos).

Dentro del envejecimiento óptimo, de la misma forma que a los niños se les enseña y se les prepara para la vida adulta, debemos aprender a envejecer, en las distintas etapas de la tercera edad procurando mantener la independencia en la medida de lo posible. Teniendo una actitud positiva frente a los cambios. Siendo protagonistas de su vejez. Adaptándose a una perspectiva de tiempo distinta.

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