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Exige Cofece reparación histórica a farmacéuticas por elevar precios y limitar abasto de medicamentos

La primera demanda de acción colectiva de Cofece representa un hito en la defensa de los derechos de los consumidores y una advertencia para quienes eligen prácticas abusivas. La industria farmacéutica tiene ante sí una oportunidad única de liderar con el ejemplo, demostrar que el compromiso con la salud pública es más que un lema y consolidarse como una pieza fundamental del desarrollo social y económico de México.

Misael Castillo

En un hecho sin precedentes, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) ha lanzado una demanda de acción colectiva contra algunas de las empresas distribuidoras de medicamentos más grandes de México. Estas empresas, entre las que se encuentran Casa Marzam, Casa Saba, Fármacos Nacionales y la Asociación de Distribuidores de Productos Farmacéuticos de la República Mexicana, han sido acusadas de prácticas anticompetitivas que durante casi una década habrían afectado severamente a los consumidores. Las irregularidades incluyen manipulación de precios, limitación de descuentos y control del abasto en farmacias, lo que derivó en un sobreprecio estimado en más de 2,000 millones de pesos.

Este proceso, calificado como “histórico” por la presidenta comisionada Andrea Marván Saltiel, representa un esfuerzo firme de la Cofece por responsabilizar a las empresas que anteponen intereses privados al bienestar colectivo. Con esta acción, se solicita al Poder Judicial que el monto recaudado producto de las sanciones sean destinadas al IMSS-Bienestar, lo que permitiría que los fondos sean reintegrados a la atención médica de la población afectada. La demanda de Cofece constituye un mensaje claro: la manipulación de precios y el acceso limitado a medicamentos no serán tolerados.

¿Corrupción sistémica o casos aislados?

Es importante hacer una reflexión crítica sobre los alcances de esta demanda sin caer en generalizaciones. La industria farmacéutica ha sido, históricamente, una aliada estratégica del desarrollo nacional, aportando innovación y abastecimiento de medicamentos necesarios para la salud pública. Sin embargo, cuando ciertos actores deciden conspirar para elevar sus márgenes de ganancia, perjudicando a los más vulnerables, se abre una herida en la credibilidad de todo el sector.

La corrupción en esta industria es, sin duda, un problema, pero sería injusto afirmar que define a la industria en su totalidad. La mayoría de las empresas farmacéuticas trabajan bajo estrictas normas éticas y con altos estándares de calidad. Pero cuando algunos de sus miembros optan por violar estas reglas, manchan la imagen de todo el sector y siembran desconfianza. Esto genera un dilema para el gobierno y las instituciones: ¿cómo castigar a los infractores sin dañar la imagen de una industria que, en su mayoría, cumple con su rol fundamental?

Una década de abuso: las tres prácticas identificadas

La investigación de la Cofece cubrió un periodo de diez años, de 2006 a 2016, durante los cuales se identificaron tres prácticas fundamentales que apuntan a la manipulación del mercado:

  1. Limitación de la distribución en días específicos: Este tipo de restricción impacta directamente la disponibilidad de medicamentos, especialmente en farmacias de zonas más apartadas, donde las entregas no son tan regulares. Manipular el abasto de esta forma coloca a los pacientes en una posición de vulnerabilidad, sobre todo a aquellos que dependen de medicamentos para tratamientos continuos.
  2. Intercambio de información confidencial sobre clientes: Esta práctica permite que las empresas ajusten sus estrategias comerciales de acuerdo con datos de la competencia, restringiendo la libre competencia y la posibilidad de que los consumidores encuentren mejores opciones en términos de precio y calidad. El efecto de estas prácticas es que se da un control oligopólico, donde las empresas eliminan la competencia real y fijan condiciones a su favor.
  3. Manipulación de precios y descuentos limitados: Este es quizás el más grave de los tres. La manipulación de precios y la restricción en los descuentos hacen que los medicamentos sean inaccesibles para un amplio sector de la población. Según la Cofece, estos sobreprecios impactan con mayor fuerza a los hogares de ingresos bajos, que dedican una parte considerable de su gasto a medicamentos.

La importancia de la Cofece en un contexto incierto

Otro aspecto que esta demanda pone en evidencia es el papel crucial de Cofece en la protección de los consumidores. En un contexto en el que se evalúa la posible desaparición de este organismo como parte de una reforma federal, la actuación de Cofece muestra la importancia de contar con una entidad independiente y especializada en la regulación de la competencia económica. Las investigaciones de Cofece, como ha señalado Marván Saltiel, se realizan con un rigor técnico que difícilmente podría replicarse desde un órgano gubernamental menos especializado.

Si se llegara a desmantelar Cofece, el país perdería una herramienta esencial para combatir prácticas monopólicas y garantizar la equidad en el mercado. La existencia de un organismo autónomo, con la capacidad de investigar y sancionar sin interferencias, es fundamental para proteger a los consumidores de los efectos adversos de las prácticas anticompetitivas.

¿Qué significa una acción colectiva para los consumidores?

El concepto de acción colectiva es relativamente nuevo en el ámbito de la competencia económica en México, pero es una herramienta que puede transformar la manera en que se defienden los derechos de los consumidores. Al presentar una acción colectiva, Cofece actúa como representante de una colectividad afectada, en este caso, millones de consumidores que pagaron sobreprecios en medicamentos debido a los acuerdos entre distribuidores.

Para los consumidores, esta demanda significa no solo una posibilidad de reparación económica, sino también un mensaje de justicia: el abuso de poder por parte de grandes empresas no es invulnerable. El hecho de que Cofece haya optado por pedir que los fondos recuperados sean destinados a IMSS-Bienestar añade un componente de responsabilidad social a la demanda, transformando el daño en una oportunidad de mejorar el sistema de salud pública.

Un llamado a la transparencia y la ética

Si bien la mayoría de las empresas farmacéuticas en México operan con transparencia y contribuyen a la innovación en salud, es fundamental que el sector en su conjunto reflexione sobre sus prácticas y su responsabilidad frente a la sociedad. La demanda de Cofece es un recordatorio de que, aunque las ganancias son una parte fundamental de cualquier negocio, no deben obtenerse a costa de la salud de los mexicanos.

Para la industria farmacéutica, este caso debería ser una llamada de atención: la confianza del público es un activo invaluable que se gana con transparencia, responsabilidad y compromiso ético. No basta con cumplir la ley; es necesario que las empresas tomen una postura activa en favor de un mercado justo y accesible. En un contexto en el que la salud pública es una prioridad nacional, la industria farmacéutica debe actuar como un aliado en lugar de como un obstáculo.

En suma, la primera demanda de acción colectiva de Cofece representa un hito en la defensa de los derechos de los consumidores y una advertencia para quienes eligen prácticas abusivas. La industria farmacéutica tiene ante sí una oportunidad única de liderar con el ejemplo, demostrar que el compromiso con la salud pública es más que un lema y consolidarse como una pieza fundamental del desarrollo social y económico de México.

Misael Macías

Misael Macías es comunicólogo egresado de la FCPyS de la UNAM. Ha trabajado en temas de negocios y salud desde hace un lustro en diversos medios de cobertura nacional. Hoy en día se desempeña como reportero de Mundo Farma. Su correo electrónico es: misael.macias@mundofarma.com.mx

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