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Evaluar el servicio al cliente: un triste caso el de Automotores Laplace

Es claro que Automotores Laplace es un taller mecánico que no pasaría nunca la evaluación que mi amigo hace siempre de los servicios que recibe. Es una vergüenza el servicio, la atención y la burla que hacen a los clientes, a quienes deberían servir. Uno de los empleados me dijo en una ocasión que tienen poco trabajo, y luego de tratarlos en este último mes, me queda más que claro.

 

Evítese malos tratos y sorpresas desagradables, mejor acuda a un taller serio.

 

Jorge Arturo Castillo

 

Tengo un amigo que evalúa el servicio al cliente todo el tiempo. Es parte de su vida y lo aplica en su negocio. Siempre le digo que hace muy bien porque hay muchos proveedores abusivos a quienes hace falta denunciar para que cambien sus prácticas.

A mí me pasó hace poco. A finales de noviembre llevé mi auto a una agencia, Automotores Laplace, S.A. de C.V., que se hace pasar como de Renault. Digo que se hace pasar porque ya perdió la concesión desde hace tiempo, pero a uno como cliente no le dicen nada, es decir, dejan que uno crea que siguen siendo parte de la marca.

En fin, dejé mi auto -con placas del Estado de México- para que lo prepararan y estuviera a punto para la verificación semestral. Me prometieron tenerlo al día siguiente pero esto no ocurrió así, sino que el periodo se fue alargando hasta llegar a tiempos que pocos creerían: pasaron casi dos semanas antes de que me lo regresaran ya verificado.

Los porqués sólo los conoce bien a bien la gente de ese taller, el cual está ubicado en calle San Lorenzo No. 1130, colonia Santa Cruz Atoyac, c.p. 03310, en la delegación Benito Juárez, CDMX.

 

He aquí el recuento de hechos:

El pasado martes 28 de noviembre llevé mi camioneta Renault Duster 2015 para verificación y quedaron de entregármela al día siguiente, es decir, el 29 de noviembre. Sin embargo, tardaron casi dos semanas en realizar el trabajo, con la consecuente pérdida de tiempo, dinero y recursos. El auto tiene placas del Estado de México.

Primero me dijeron que se habían retrasado porque le habían dado cita hasta el jueves, y el jueves que la habían rechazado -a pesar de que ahí iban a ponerla a punto para que no tuviera ese tipo de problemas- el viernes no pude localizar a nadie y el sábado me apersoné en la agencia. Cuando llegué me dijeron que ya se la habían llevado para verificar y cuando regresé me dijeron que de nuevo la habían rechazado. Como para llorar. 

Según sus dichos, el lunes la volvieron a rechazar, que porque había que pagar una multa porque ya había vencido el plazo, lo cual no entiendo si la llevaron antes de que terminara el mismo, y hoy martes 5 de diciembre que porque deben pasar 72 horas antes de que se vuelva a verificar. A todo esto nadie habla para informar nada, uno mismo debe estar llamando para ver si alguien tiene la cortesía de contestar. 

En todo esto entre el encargado que recibió el vehículo, Juan Carlos Ríos, como el gerente de la agencia, Roberto Murillo, así como un tal Carlos Monzón, -que a decir de él entró a resolver los problemas de servicio al cliente, lo que está de risa loca- y el hijo del gerente, de nombre también Roberto, quienes prometían entregarme el vehículo y ninguno lo hacía durante casi 15 días en Automotores Laplace. 

 

Sospechosa tardanza

Se me hizo sospechosa tanta tardanza, pensé que quizás habían chocado el vehículo y de ahí el tiempo transcurrido, pero le di una revisada el fin de semana y no parece chocado, pero sería bueno que alguien más lo revisara, porque uno nunca sabe.

La verdad es que en esta dizque agencia Automotores Laplace, más bien taller del maestro Tuercas, no hay nadie que dé la cara, todos dicen mentiras y sería mejor confiar en que nuestros políticos serán honestos a que en este negocio cumplan con lo que prometen.

El gerente Roberto Murillo me dio su palabra varias veces sobre tiempos de entrega y de que pagaría taxis y gasolina, pero al final no cumplió con los tiempos y se escondió detrás de sus empleados para no pagar nada, claro, ellos sí me cobraron el dizque servicio.

 

El hombre sin rostro

A la fecha, finales de diciembre, sigue prometiendo todos los días que pagará, que es un hombre de palabra, pero nada. Supongo que le gusta que uno le llame, quizás sienta que uno le da un poco de poder, de lo que se ve a leguas que carece. Él debería saber que antes la palabra era todo y si un hombre daba su palabra y no la cumplía era considerado como un hombre sin rostro, así que ya sabemos cómo llamarlo.

A todo esto hay que sumarle los kilómetros que usaron la camioneta, la gasolina utilizada -la entregué con el tanque lleno, alrededor de 800 pesos de gasolina-, los taxis que tuve que pagar todo este tiempo por estar sin auto -más de 7,000 pesos- y todos los enojos que me hicieron hecho pasar durante los casi 15 días que mi auto estuvo en el taller. Apenas me la entregaron verificada el lunes 11 de diciembre por la tarde noche.

Es claro que Automotores Laplace es un taller que no pasaría nunca la evaluación que mi amigo siempre hace de los servicios que recibe. Es una vergüenza el servicio, la atención y la burla que hacen a los clientes, a quienes en teoría deberían servir. Uno de los empleados me dijo en una ocasión que tienen poco trabajo, y luego de tratarlos en este último mes, me queda más que claro.

 

Oportunidad de mejora

Lo peor de todo es que desde la cabeza está mal este taller, cuyo gerente, Roberto Murillo, también se ha negado a compartir conmigo el contacto de los propietarios. Todo un personaje que convierte una reclamación en algo personal, en vez de tomarla como una oportunidad de mejora.

Jorge Arturo Castillo

Jorge Arturo Castillo es licenciado en Ciencias de la Comunicación y cuenta con una maestría en Relaciones Internacionales, ambas por la UNAM, donde es profesor desde hace casi 30 años. Tiene más de 18 años de experiencia en la industria farmacéutica y es columnista especializado en medios varios. Su correo es: jcastillo@mundofarma.com.mx

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