Columna Analogías
Liderar con amor versus liderar por imposición es muy diferente: en la primera, la gente es tomada en cuenta y se siente respetada; en la segunda, sólo hay un opinión que, al venir de una persona, es muy limitada y, por ende, la gente sólo cumple, no se compromete.
César Solares Ponce de León
Poco antes de la pandemia tuve la oportunidad de dar una conferencia a 1,400 personas de una misma firma que se dedica a comercializar un alimento celular. Al escuchar durante cuatro días todos los testimonios que este producto hace por la salud de las personas, hoy sé que es un alimento mágico.
Una de sus principales características es que al tomarlo no pasa por el sistema digestivo, sino que llega de forma directa a nuestro sistema sanguíneo y provoca un restablecimiento celular que mejora nuestra salud.
Si la empresa en la que trabajas fuera un ser humano y ese ser humano necesitara mejorar su salud, ser más productivo, tener una mejor comunicación y eficientar los procesos, también existe un alimento mágico que llega de forma directa al torrente sanguíneo de la organización y ésta se empieza a recuperar con rapidez al conseguir resultados.
Amor con amor se paga
Déjame hablarte de este alimento para las compañías: se llama amor.
Muchos líderes piensan que si utilizan este alimento se verán frágiles ante sus subordinados, piensan que utilizar mano dura, es la única manera de conseguir que la gente haga su trabajo y que la palabra amor se escucha cursi. No me malinterpreten, se puede liderar una organización con firmeza, pero sin dureza y es ahí donde la gente se puede confundir.
Liderar con amor versus liderar por imposición es muy diferente: en la primera, la gente es tomada en cuenta y se siente respetada; en la segunda, sólo hay un opinión que, al venir de una persona, es muy limitada y, por ende, la gente sólo cumple, no se compromete. Una empresa o área será más productiva si está comprometida, a diferencia de aquélla que sólo cumple.
En un diplomado de Dirección y Gerencia, un participante nos contó una anécdota en la cual realizó una visita a Japón para conocer la planta de autopartes que fabrica su proveedor. Nos contó cómo todas las áreas de la compañía funcionaban casi a la perfección, nos platicó cómo las personas que hacían el tour por las instalaciones estaban asombradas por el nivel de perfeccionamiento en los procesos. Al final de la visita tenían programada una reunión con el presidente de la firma y una persona le preguntó cómo conseguía llegar a ese nivel de eficiencia y productividad en su organización, a lo que el líder japonés contestó: “Esa respuesta es muy fácil, todo lo hacemos con amor”.
“Esto no es para mí”…
Piensa por un momento si traes algún malestar con alguien de tu empresa, quizás piensas que estas líneas no son para ti. Al contrario, este alimento funciona mejor cuando tú crees que no lo necesitas. El amor y la buena voluntad llegarán directamente al torrente sanguíneo de esa relación.
Si ese ser humano llamado tu área u organización trae las defensas bajas o, peor aún, su salud se desmorona poco a poco, debes darle este alimento mágico y en forma instantánea iniciará su recuperación.
Por cierto, también funciona en la familia.