Columna INEFAM
En México, como hemos visto, los órganos que garantizan transparencia y escrutinio son incómodos al gobierno actual. Será interesante observar que UNOPS no sea comparsa de tales intenciones y se muestre congruente con sus principios y códigos que pregona.
Enrique Martínez Moreno[1]/José Carlos Ferreyra López[2]
Iniciamos el 2021que ciertamente será muy intenso en los temas de salud y económico, en donde aparece una vaga esperanza de contar con la vacunación contra el virus SARS-Cov2 al tiempo que muchos otros pacientes con otros padecimientos deben ser atendidos entre tras los severos atrasos en sus consultas y cirugías.
La presión en el sistema de salud se encuentra al máximo ante los continuos casos de personas que requieren hospitalización por dicho virus y donde el desabasto en medicamentos se ocurre ante una verdadera estrategia de gestión y logística para cumplir cabalmente con el consagrado derecho a la salud. Aspiramos que así sea y pronto.
En paralelo, la compra consolidada para el abasto de 2021 en manos de la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) de medicamentos y de material de curación lleva un atraso notable en su proceso y ha emitido enmiendas para ampliar los tiempos para la entrega de propuestas por parte de las empresas interesadas en medio de cambios en formatos en documentos y de muchas preguntas que han sido respondidas de manera vaga y que mantienen imprecisiones en aspectos tales como del proceso, firma de contratos y primeras entregas con tiempos muy apretados.
En tanto, los contratos del año 2020 serán extendidos para cubrir las necesidades de los siguientes meses y que, sin duda, abundarán muchas adjudicaciones directas, de manera muy similar a lo sucedido hace un año.
El discurso y los hechos
Contrario al discurso de los funcionarios de UNOPS, en la práctica se ha hecho notable la escasa experiencia en la compra de medicamentos, donde la improvisación y prácticas de negociación tienen claramente tintes muy al estilo de las negociaciones de la Oficialía Mayor y del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) en las compras consolidadas de 2019 y de 2020, que mostraron total ineficiencia que se ha agudizado ante la Covid-19.
La preocupación por contar con medicamentos y material y curación se ha hecho del todo un problema no solo técnico y de logística (que ahí tenemos muchas soluciones con personal altamente capacitado entre distribuidores, ahora menospreciados por el actual gobierno basado en falacias), sino de limitar la oportunidad de la programación en la producción y de operación entre empresas nacionales y extranjeras al no existir un plan adecuado a la realidad y con compromiso con la salud y con la sociedad, pero sobre todo, con los pacientes.
En su discurso está la presunción de contar con un “observatorio regional de precios” que sería público y que será una gran referencia para lograr descuentos, cuando en la realidad no tiene información del mercado de estos bienes en México y sea motivo por lo que no abre herramienta. Debe ser su sorpresa la fuerte presencia de productores locales que motiva tal competencia que hacen de los precios en México de los más baratos en la región latinoamericana en la mayoría de sus presentaciones. Su desconocimiento es evidente.
En el acuerdo firmado con México en julio del 2020, destaca la secrecía en la información en el manejo del proceso y que solo quedará para su disposición con el gobierno mexicano, lo que es del todo contradictorio con las prácticas de transparencia con las que contamos desde hace más de 10 años. También es contradictorio cuando se dice ser un ente apegado a la “transparencia”, pero con muy limitada comunicación, la cual es solo es informativa y se mantiene del todo ajeno a lo que realmente sucede con el sistema de salud. Tal es el caso de las disparatadas cantidades solicitadas de los insumos que no tienen sentido alguno, distorsionan las decisiones de sus posibles proveedores, ya que solo se limitará a comprar “barato” sin tener sentido de las necesidades de tratamientos requeridos en el país.
Bajo la lupa
Ya señalamos aquí[3] la condición que impone UNOPS a los gobiernos para manejarse en total autonomía y estar por encima de las leyes locales. Tal condición garantiza su discrecionalidad y su suficiente lejanía ante distorsiones que puede generar en los mercados donde interviene.
Tal situación fue evidenciada recientemente en la auditoría realizada por el gobierno guatemalteco a los ejercicios de los años 2017 y 2018 del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y en particular las compras de medicamentos realizadas a través de UNOPS. Dicha auditoría está fechada en mayo de 2019 y se idéntica como “Auditoría financiera” en la página oficial de dicha institución.[4]
El documento fue elaborado por “Dirección de Auditoría al Sector Salud y Seguridad Social” de la “Auditoría General de Cuentas” de dicho país.
UNOPS, ni eficiente ni eficaz
Los hallazgos más relevantes son (algunas son afirmaciones literales realizadas por el órgano auditor):
- UNOPS, está administrando efectivo que no está siendo ejecutado de manera eficiente y eficaz.
- Los anticipos realizados a UNOPS no han sido liquidados a la fecha, lo que tiene una clara incidencia en la ejecución presupuestaria del IGSS, al tiempo tiene un impacto directo sobre los estados financieros de la entidad, debido a que las unidades ejecutoras (unidades médicas) no registran oportunamente los documentos trasladados por UNOPS y este último no cumple con trasladar los documentos de los medicamentos entregados en las bodegas de las unidades médicas para ser regularizadas dentro del mismo período fiscal en que se realizaron.
- Existe un claro incumplimiento en el Acuerdo celebrado entre el IGSS y UNOPS debido a la falta de entrega de medicamentos de acuerdo al cronograma de entregas. Derivado de esto, las unidades ejecutoras continúan desabastecidas, viéndose en la necesidad de adquirir medicamentos a través de las modalidades de “compra directa y baja cuantía” (adjudicaciones directas o compras emergentes, como sucede en México).
- Únicamente se ha dado un 32% del total anticipado a UNOPS.
- Del total de los valores contratados con los proveedores, solo se ha entregado cerca de 54% por concepto de medicamentos en las bodegas de las unidades médicas, es decir, que la entrega de medicamentos no es de forma eficiente.
- La función de UNOPS era transparentar los procesos de adquisiciones del IGSS, pero al no presentar la documentación necesaria para liquidar y regularizar oportunamente, provoca falta de control y deficiente gestión de los fondos otorgados por el IGSS.
- El 76% de las adquisiciones por el IGSS han sido a través de las modalidades de “compra directa y baja cuantía”, es decir, que no se tuvo un impacto en las adquisiciones a través de UNOPS.
- Se han adquirido medicamentos a través de UNOPS a precios superiores que los adquiridos a través de “compra directa y baja cuantía”, incluso adquiridos con el mismo proveedor, lo que hace que se incumpla con la establecido en el Acuerdo entre el IGSS y UNOPS.
- Existe un claro incumplimiento del Acuerdo con relación al traslado de intereses (del efectivo no utilizado), toda vez que no han sido trasladados anualmente de conformidad con lo indicado en dicho Acuerdo.
- El Comité Directivo del Proyecto (CDP), quien es el responsable del éxito del proyecto de asistencia técnica, al tomar decisiones claves y ejercer el control general, no cumple con sus funciones asignadas, toda vez que existe desabastecimiento en las unidades médicas y un total incumplimiento en las fechas programadas para la entrega de los medicamentos.
En conclusión
El gobierno de Guatemala es la otra cara de la moneda de UNOPS y se traduce en una clara preocupación por las distorsiones que genera y potencialmente en México tal situación se puede magnificar, dado que en el país centroamericano las compras fueron muy inferiores a los 200 millones de dólares (mdd) para menos de 500 medicamentos, cuando en México los importes y las cantidades son muy superiores y el reto es enorme.
Cabe destacar que dicha auditoría es resultado de transparentar el trabajo gubernamental y facilitar la información y ponerla bajo la lupa de otros organismos gubernamentales y de la sociedad para su escrutinio con miras a buscar los balances y soluciones.
En México, como hemos visto, los órganos que garantizan transparencia y escrutinio son incómodos al gobierno actual. Será interesante observar que UNOPS no sea comparsa de tales intenciones y se muestre congruente con sus principios y códigos que pregona.