Columna Inteligencia Competitiva
Cuando se conocieron los grupos de investigación más adelantados en su desarrollo, la expectativa eran vacunas con 70-80% de eficacia clínica, prueba superada, varios grupos han obtenido números arriba del 90%. Todos ellos ejemplos de colaboraciones exitosas entre entidades de distintas índoles alineadas a un mismo objetivo.
Cecilia Padierna Mota
No hay sector que haya visto pasar el tiempo pandémico de manera más irregular que el de la salud; los días no tienen suficientes horas y las horas no tienen suficientes minutos para todo lo que hay que hacer para responder a la situación que vivimos, mientras que para quienes esperan un recurso, cada minuto es eterno. Se ve una luz al final del túnel, sin embargo, la dinámica del día a día que iniciamos hace un año no ha cambiado sustancialmente para la mayor parte de la población.
El instinto humano de socializar y que hizo que nuestra especie prevaleciera sobre otros homínidos, hoy nos juega en contra. El pensamiento mágico favorece que proliferen soluciones contrarias a la salud y al sentido común y el miedo nos hace tomar decisiones primitivas, acaparando y especulando sobre estuches diagnóstico, cubrebocas, ventiladores, tanques de oxígeno y hasta papel higiénico.
Con pasos científicos firmes
En tiempos científicos, ha sido un parpadeo desde que se aisló y describió al diminuto agente causal de esta enfermedad de intensidad de manifestación heterogénea y muchas veces esquiva, la Covid-19. No obstante, ha habido un sinnúmero de pasos científicos firmes que la humanidad ha dado para entender y así combatir al virus.
Sin lugar a dudas, el aislamiento y la secuenciación de su material genético, que le dio cara e identidad al enemigo y la decisión de la comunidad científica global de hacer de acceso abierto todas las publicaciones relacionadas al SARS-COV-2, nos permitieron el diseño de reactivos para su detección y ha sido fundamental en el entendimiento de su transmisión y de las propuestas terapéuticas y profilácticas. Sin este flujo de información, tendríamos muy poco.
Las manecillas no avanzan con la misma velocidad
Por otra parte, están las heroicas jornadas del personal de salud dedicadas a la atención de enfermos en hospitales, por llamada telefónica o por computadora. Con recursos limitados y distribuidos en el mundo de una manera inhumana, a pesar de los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de diversas iniciativas. También están los pacientes con la angustia de quien no satisface sus pulmones. Las manecillas no avanzan con la misma velocidad para todos.
Hay cierta deuda de la ciencia con relación a tratamientos eficaces contra la enfermedad, basta contrastar el número de vacunas con el de los tratamientos en desarrollo o estudios clínicos para reposicionar medicamentos, de la mano con guías científicas de autoridades regulatorias para el desarrollo de los mismos. Son más los estudios que han descartado la eficacia de tratamientos que los que han tenido resultados positivos, salvo algunas excepciones todavía debatibles, especialmente porque no han resuelto volúmenes y costos que les den alcance global.
No está de más mencionar lo obvio: en tiempos pandémicos si la propuesta no tiene trascendencia mundial, es improbable que estemos ante una solución o que se esté abonando significativamente en ese sentido. Entonces, es entendible que los esfuerzos y atención se hayan volcado hacia las vacunas, dada su probada relación costo/beneficio y posibilidades reales de interrumpir los contagios y de disminuir la gravedad de la enfermedad.
Este virus se quedará con nosotros
Las vacunas son esperanzadoras, todas ellas. Por la ineludible certeza de mutación, es necesario contar con vacunas dirigidas a distintos blancos en el virus, porque este virus se va a quedar con nosotros y será también mandatorio contar con plataformas tecnológicas eficientes para abastecer al mundo de estos productos.
Cuando se conocieron los grupos de investigación más adelantados en su desarrollo, la expectativa eran vacunas con 70-80% de eficacia clínica, prueba superada, varios grupos han obtenido números arriba del 90%. Todos ellos ejemplos de colaboraciones exitosas entre entidades de distintas índoles alineadas a un mismo objetivo.
La ciencia ya entregó, y seguirá entregando, el ímpetu debe centrarse en asegurar el acceso universal a los biológicos, solo la administración justa de los recursos científicos terminará con la pandemia. Yo le voy al neocórtex, que ganen la cooperación y las alianzas, que también fundamentan nuestra condición humana. Eso, humana.